Gorra de marino, siempre sobre su cabeza, en ella bordada un timón, y en el centro de él un ancla. El pelo cano caia sobre su frente de arrugas pronunciadas, en ella llevaba escrita la dura vida de pescador, noches de duras tempestades y de dura lucha contra oleajes asesinos que lo quisieron engullir en las profundidades de un mar embravecido por querer robar de sus entrañas el botín de una noche de pesca . Hoy, allí, en la cantina del viejo bar del puerto, tomaba un chato de vino y encendía su pipa compañera de viaje, sin importarle nada ni a nadie......sus ropas relataban su descuidada vida.... una camisa mal abotonada y un pantalón con mugre de días pasados, sus botas de marino suplicaban un cambio, y aun y así, guardaban fieles cada paso del viejo pescador.
Había perdido todo, mujer e hijos, éstos en el mar, y María su fiel esposa cayó vencida por la tristeza de las pérdidas y una enfermedad que le procuró una dolorosa agonía.
Así pues, Severino, Seve para los de su entorno más próximo, cada noche cerraba la puerta de su casa tras de sí y se dirigía al puerto. Una vez dentro de su pequeña barca encendía el farol y salía a pescar.
El humo de su pipa se antojaba espeso, y calada tras calada se confundía con la niebla que abrazaba la noche. Seve subió hasta arriba la cremallera de su zamarra de forma que solo quedó visible el azul de sus penetrantes ojos, estos cuando los mirabas relataban la amargura profunda de una vida llena de emociones, de dicha, de desesperación, de dolor y en esos momentos de una soledad aterradora, pero........¿a quién le importaba?, tan siquiera a él,¡ lo había perdido todo!,tan sólo pescaba para subsistir mientras la muerte no viniera de visita y se lo llevara también a él.
Tiraba con fuerza de las redes al recogerlas pero éstas hoy, pesaban de órdago .....
_ ¿ Qué demonios pasa, acaso estoy arrastrando un barco naufragado ? - susurró apretando la boquilla de su pipa entre los dientes mientras tiraba ¡¡ ¡¡¡Maldita sea, casi que se me hace imposible recogerlas, vienen bien cargadas.......bálgame Dios !!!, y el viejo Seve tiró con todas sus fuerzas de las redes hasta haberlas subido todas a la pequeña embarcación.
Al amanecer cuando llegó al puerto, pudo comprobar con las primeras luces del día que la pesca había sido muy abundante......Sardinas, algún que otro jurel......
- ¡Vaya, hay una buena cantidad de boquerones!!---exclamó Custodio desde lo alto del amarradero mientras revisaba la pesca que ordenaba Seve en los correspondientes cubos.
-Si, eso parece....-farfulló sin ganas el viejo marino mientras veía como se alejaba el joven entrometido.
Una vez hubo despachado la pesca, y la hubo vendido en la lonja, después de haber colocado las redes y de haber ordenado los utensilios de pesca para una nueva jornada, marcho al bar y tras engullir una copa de aguardiente, puso unas monedas sobre el mostrador y dejó caer un ------ ¡hasta luego! -marchandose por la misma puerta por la que entró tan solo hacía unos instantes.-
El hogar estaba encendido, como a diario, de eso se encargaba Susana, una vecina más que amable y bondadosa. Cada día, uno tras de otro intentaba poner orden en la pequeña estancia donde vívia su solitario vecino y arreglaba un puchero caliente para cuando llegara Seve, éste antes de echarse al catre, calentaría el cuerpo con el después de una húmeda y larga noche de pesca.Una vez echo esto marchaba antes de que él regresara dejando unos leños calentando la pequeña estancia que daría luz mientras Seve sentado en el taburete de madera y próximo al hogar tragaría de mala gana el guisado que su vecina le había cocinado.
De camino a casa.....
-¿ Tienes hambre? y sin prestarle más atención que una mirada al pasar, resopló algo que tan sólo el pudo entender y siguió caminando hacia casa.
Después de un largo sueño, se levantó y medio encorvado se acercó a la ventana y .....
¡ Que diantres, maldito gato!-allí sentado, en el trinco de la puerta el gatito, calado hasta los huesos por la lluvia que caía, permanecía a la espera de que Seve saliera a darle resguardo o comida, ¿ quién sabe qué ?.
-No soy buena compañía- le decía al animal mientras lo secaba con un trapo-Ni quiero tener obligaciones con nadie, tan siquiera con seres de cuatro patas, cuando cese la lluvia te irás por donde has venido......así que......no te hagas ilusiones.....solo estoy.... , y así quiero seguir.- y continuó secando al " bicho", después lo dejo al lado de los rescoldos que quedaban en el hogar para que entrara en calor y poniendo a su lado el plato con los restos de comida que él había dejado sobre la mesa antes de acostarse, hizo una mueca de desagrado, y cruzó la estancia en dirección contraria al animal.
Azuzó la ceniza del fuego y añadió unos leños para que no se apagara el fuego y de nuevo regresó al catre. Con la mirada fija en la viga del techo, pensó que " hoy no saldría de pesca ya que la noche anterior fue generosa y había sacado unos buenos dineros con la venta del pescado que había vendido"", así que seguiría durmiendo ya que no tenía nada mejor que hacer y sus cansados huesos se lo agradecerían.
Cuando volvió a abrir los ojos, ya era entrada la tarde el Sol viajaba bajo ya para esconderse tras la montaña, había dormido mucho
CONTINUA.........
Cuando volvió a abrir los ojos, ya era entrada la tarde el Sol viajaba bajo ya para esconderse tras la montaña, había dormido mucho
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¡¡¡ Emocionante relato... pero aveces la soledades
ResponderEliminares buena... si se acepta.Espero la 2ª parte.